La Qing de los manchúes fue la última dinastía imperial. En el 1644 sustituyó a la dinastía Ming y el 1 de enero de 1912, fue sustituida por la República de China, cuando se proclama presidente a Sun Yat Sent, en Nankín. El fracaso de la República fue evidente desde el principio. Sun Yat Sent, tuvo que ceder el poder a favor del hombre que representaba la fuerza. Yuan Shikai, resultó ser un dictador, que se autoproclamó “emperador”.
La frustración por el intento fallido de establecer una nueva forma de gobierno, entre otras causas, fueron despertando un nacionalismo y un deseo de cambio en la juventud china de los primeros años del siglo XX. En el 1915, Chen Duxiu, quien seis años después se convertiría en el primer Secretario General del Partido Comunista Chino, empezó a publicar en Shanghai la revista “Nueva Juventud”, en la que se criticaba el confucianismo y las prácticas tradicionales del país y se proponía una nueva cultura inspirada en occidente. No obstante, tomarse como referencia algunos elementos de la cultura occidental, se criticaba el intervencionismo directo de esos países en China. La universidad de Beijing era en el 1918 un centro de debate intelectual, donde los estudiantes discutían estas ideas y eran influenciados por ellas.
El descontento con la situación del país en esos años de caos, era generalizado, quizás parecido al que existe en la República Dominicana de hoy. Los estudiantes se estaban constituyendo en la clase que no sólo señalaba la oscuridad en la que se vivía, sino que encendía la luz con sus propuestas. Esperaban el momento para la acción. La decisión tomada en la conferencia de Paz de Versalles, por EEUU, Inglaterra y Francia, de traspasarle a Japón las antiguas concesiones alemanas en Shandong, fue la excusa perfecta.
En la cálida tarde del 4 de mayo de 1919, cinco mil estudiantes universitarios se manifestaron en la Plaza Tiananmen, en contra de esa medida de los países europeos, que favorecían al enemigo Japón. A la sucesión de protestas, políticas y culturales que comenzaron ese día en Beijing y que se extendieron a todo el país, pero sobre todo a Shanghai y Cantón, se le conoce como “Movimiento 4 de Mayo”.
La idea de fundar el Partido Comunista Chino, que se concretizó el 1 de julio de 1921 en Shanghai; los movimientos estudiantiles de mayo de 1968: México y París; la idea de apertura y transformación planteada por Deng Xiaoping en el 1978, sin lugar a dudas, fueron influenciados por este movimiento.
Han pasado 90 años de aquel 4 de mayo de 1919 en Beijing, ¿acaso ha llegado la hora de que las ideas vuelvan a las universidades y que los estudiantes retomen su papel de promotores del cambio? Quizás sí, el estudiante dominicano debería conocer estos procesos históricos, porque hoy como nunca, la República Dominicana está demandando del pensamiento, la reflexión y la acción de la juventud universitaria.
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