No obstante la importancia que siempre ha tenido y que ahora el mundo occidental le reconoce, porque es un gigante imposible de ignorar, porque es un dragón en ascenso, en la República Dominicana no estudiamos a China. Si observamos los programas universitarios de grado o postgrado que se enfocan en los estudios internacionales, nos damos cuenta que carecen de asignaturas y peor aún de temas que traten a Asia y especialmente a China con la seriedad y profundidad que demandan.
El internacionalista dominicano, que se prepara en nuestras universidades no conoce de Asia, no conoce de China, India y Vietnam, pero tampoco conoce Asia central, que tiene países tan grandes y prometedores como Kazajstán, no conoce de los recurso que se disputan en el Mar de China Meridional a pesar de la importancia de esta parte del planeta en todos los sentidos, desde el político, económico, geopolítico hasta el medioambiental.
Hace 20 años cuando el mundo no estaba tan conectado, ni era la Aldea Global que es ahora, se aceptaba tener esa parte del mundo olvidada y por tanto se aceptaba que a nuestros internacionalistas, estudiosos de los asuntos internacionales y miembros del servicio exterior dominicano, carecieran de conocimientos de esta región del planeta, pero ahora no, ahora es inaceptable.
Todo internacionalista dominicano, no sólo debe tener nociones de esta parte del mundo, sino que debe haber especialistas por países y por regiones específicas, para que sean estos los que opinen sobre estos temas en los medios de comunicación, impartan docencia, investiguen, sean nuestros diplomáticos en esas regiones y ocupen las posiciones en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Para el caso que nos ocupa, especialistas que se encarguen de la “División de Asuntos Asiáticos”, que pertenece al Viceministerio de Política Exterior que dirige la prestigiosa internacionalista, intelectual y académica Alejandra Liriano.
Sé que hay muchos dominicanos, entre ellos Roberto Santana, Rosa Ng, Eduardo Álvarez, Luis Simó, Cayetano Rodríguez del Prado, Antonio Abreu (Toñito), Miguel Mejía, María Elena Muñoz, Mu-Kien Sang Ben, Miguel Reyes Sánchez, Iván Gatón, José Bujosa Mieses (Chino), José Oviedo Landestoy (El Gordo Oviedo), Miguel Sang Ben, José González Espinosa, Juan Taveras Hernández y muchos otros que se me escapan, se han interesado o han estado vinculados de una u otra manera a China, pero ninguno es especialista en su cultura, idioma, política, sociedad, historia, o sea, ninguno de ellos puede ser llamado sinólogo o discípulo de Matteo Ricci. Porque no lo hay, por la importancia que tiene, es que he propuesto estudiar a China, preparar sinólogos, especialistas en China.
Esperamos que la Escuela Diplomática y Consular y las universidades del país consideren seriamente esta humilde sugerencia. Igual, esperamos que FUNGLODE, no sólo lo incorpore en los programas del Instituto Global de Altos Estudios, sino que inaugure un “Observatorio Asiático” donde China sea el protagonista. Ya las grandes universidades del mundo, los países del mundo que quieren competir con éxito e influir en el nuevo orden mundial que se avecina, se nos adelantaron, pero todavía estamos a tiempo.
El internacionalista dominicano, que se prepara en nuestras universidades no conoce de Asia, no conoce de China, India y Vietnam, pero tampoco conoce Asia central, que tiene países tan grandes y prometedores como Kazajstán, no conoce de los recurso que se disputan en el Mar de China Meridional a pesar de la importancia de esta parte del planeta en todos los sentidos, desde el político, económico, geopolítico hasta el medioambiental.
Hace 20 años cuando el mundo no estaba tan conectado, ni era la Aldea Global que es ahora, se aceptaba tener esa parte del mundo olvidada y por tanto se aceptaba que a nuestros internacionalistas, estudiosos de los asuntos internacionales y miembros del servicio exterior dominicano, carecieran de conocimientos de esta región del planeta, pero ahora no, ahora es inaceptable.
Todo internacionalista dominicano, no sólo debe tener nociones de esta parte del mundo, sino que debe haber especialistas por países y por regiones específicas, para que sean estos los que opinen sobre estos temas en los medios de comunicación, impartan docencia, investiguen, sean nuestros diplomáticos en esas regiones y ocupen las posiciones en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Para el caso que nos ocupa, especialistas que se encarguen de la “División de Asuntos Asiáticos”, que pertenece al Viceministerio de Política Exterior que dirige la prestigiosa internacionalista, intelectual y académica Alejandra Liriano.
Sé que hay muchos dominicanos, entre ellos Roberto Santana, Rosa Ng, Eduardo Álvarez, Luis Simó, Cayetano Rodríguez del Prado, Antonio Abreu (Toñito), Miguel Mejía, María Elena Muñoz, Mu-Kien Sang Ben, Miguel Reyes Sánchez, Iván Gatón, José Bujosa Mieses (Chino), José Oviedo Landestoy (El Gordo Oviedo), Miguel Sang Ben, José González Espinosa, Juan Taveras Hernández y muchos otros que se me escapan, se han interesado o han estado vinculados de una u otra manera a China, pero ninguno es especialista en su cultura, idioma, política, sociedad, historia, o sea, ninguno de ellos puede ser llamado sinólogo o discípulo de Matteo Ricci. Porque no lo hay, por la importancia que tiene, es que he propuesto estudiar a China, preparar sinólogos, especialistas en China.
Esperamos que la Escuela Diplomática y Consular y las universidades del país consideren seriamente esta humilde sugerencia. Igual, esperamos que FUNGLODE, no sólo lo incorpore en los programas del Instituto Global de Altos Estudios, sino que inaugure un “Observatorio Asiático” donde China sea el protagonista. Ya las grandes universidades del mundo, los países del mundo que quieren competir con éxito e influir en el nuevo orden mundial que se avecina, se nos adelantaron, pero todavía estamos a tiempo.
Publicado en el Listín Diario el sábado 5 de junio de 2010, ver en: http://www2.listindiario.com/las-mundiales/2010/6/4/144890/Es-tiempo-de-estudiar-a-China