A propósito de corrupción gubernamental y de falta de ética en los funcionarios públicos. Hu Jintao, presidente de China, secretario general del Comité Central del Partido Comunista y también Jefe del Ejército, ordenó a la Comisión Central de Control Disciplinario del Partido, “corregir con firmeza los errores de funcionarios” que perjudican el interés público.
En China siempre han creído en la disuasión cómo método para prevenir la corrupción y para ello son drásticos en su persecución y sanción. Existe clara voluntad política para enfrentar la corrupción y en los últimos dos años el interés se ha redoblado. En la apertura del XVII Congreso del PCCh, el presidente Hu dijo: “El Partido Comunista Chino nunca tolera la corrupción ni ningún otro fenómeno negativo.
El apoyo del pueblo al partido y su supervivencia dependen de que la corrupción sea castigada de forma resuelta y sea prevenida de forma efectiva, y es, por tanto, una tarea política trascendental”. La dirigencia política de China sabe lo peligroso que puede ser para su gobernabilidad no enfrentar la corrupción política, porque esta fue una de las razones de las manifestaciones de la plaza de Tiananmen, en 1989. Cientos han sido los casos recientes de sanciones a corruptos políticos, entre ellos el del ministro de Salud, Zheng Xiaoyu, que fue ejecutado por aceptar gratificaciones por aprobar antibióticos que no respetaban las normas de calidad y seguridad.
No obstante esta política de tolerancia cero para la corrupción y estos ejemplos disuasorios, esta sigue siendo uno de los principales problemas de China, aceptado por los líderes del PCCh y por el pueblo. Según un informe de Carnegie Endowment for International Peace, la corrupción le cuesta a China 86.000 millones de dólares, más de lo que gasta en educación. En el más reciente índice de percepción de la corrupción dado a conocer por Transparencia Internacional, de 180 países donde Dinamarca es el menos corrupto y Somalia el más, China está en el lugar 72, más cerca de los menos corruptos, pero todavía lejos de lo aceptable. La República Dominicana está en el lugar 102, en la segunda mitad más corrupta, mucho más lejos que China de la meta.
Quizás en nuestro país las autoridades deban pasar de la teoría a la práctica, no con métodos tan radicales como en China, pero si enviando el claro mensaje con acciones ejemplarizantes, de que nadie será protegido, así sea un ministro de Estado.
Publicado en el Listín Diario, el sábado 4 de julio de 2009: http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=106919
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