A nosotros los occidentales, en cultura y ubicación geográfica, nos han bombardeado con informaciones acerca del Tíbet y su relación con China. Películas de Hollywood, documentales, libros, ensayos, reportajes y noticias nos presentan a un Tíbet víctima de China. Como un estudioso de China en todos sus aspectos, que trata de ser objetivo, he investigado profunda y exhaustivamente el llamado conflicto entre Tíbet y China.
Como he dicho, ya casi todos, sin tener que investigar mucho, hemos escuchado una campana, la del Dalai Lama y sus seguidores. Nos queda escuchar otras campanas, entre ellas la opinión oficial de la República Popular China (RPCh), así como sinólogos e intelectuales que han escrito del tema, después de haber estado en el Tíbet y haber consultado al pueblo acerca de la realidad que se vive.
El Tíbet pertenece a China desde finales del Siglo XIII, cuando la Dinastía Yuan, la sumó al imperio. Las siguientes dinastías descuidan la zona, hasta que la Qing la recupera en el 1720. Los ingleses, aprovechando la decadencia del último imperio chino, conceden una independencia de hecho al Tíbet en el 1904, pero desde que se proclamó la República de China en el 1912, el presidente Shikai declaró al Tíbet provincia de China. En el entendido de que el Tíbet es una provincia suya, la ya proclamada RPCh, inicia una campaña de liberación del Tíbet en el 1950. El gobierno teocrático, dirigido por el Dalai Lama XIV, era excesivamente desigual y abusivo.
El 5% de la población, o sea, los gobernantes, la aristocracia y los monjes de capa superior, tenía todas las riquezas y el aplastante aplastado 95% divididos en siervos y esclavos, no tenía nada, más que trabajo, torturas, hambre y miseria. El feudalismo, superado en Europa desde el siglo XV, estaba en su mejor momento en esta sociedad en pleno siglo XX, peor aún, un feudalismo esclavista. Ante esta realidad, el gobierno de la RPCh agotó la etapa de diálogo y negociación con el Dalai Lama, pero ante la imposibilidad de acuerdos, se produjo el 28 de marzo de 1959 una orden promulgada por el Primer Ministro Zhou Enlai, en la que se disolvía el gobierno local del Tíbet y se establecía un Comité Preparatorio de la Región Autónoma del Tíbet.
Desde ese momento, se inició la reforma democrática en el Tíbet, que acaba de cumplir 50 años con resultados económicos, sociales y culturales favorables para la mayoría del pueblo tibetano, que fue liberado de la servidumbre, la esclavitud y la explotación.
Las estadísticas son sorprendentes, para muestra un dato: en el 1959 el PIB per cápita en el Tíbet era de 142 yuanes, hoy es de 13,861 aproximadamente. Le recomiendo escuchar todas las campanas, pero hágalo de manera desapasionada y con objetividad. Esta es otra versión, sea usted el jurado.
Publicado el el Listín Diario el sábado 22 de agosto de 2009: http://listindiario.com/app/article.aspx?id=112358
Y en el Nuevo Diario digital, ver comentarios en: http://elnuevodiario.com.do/app/article.aspx?id=165246
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