Al saludarle cortésmente me permito solicitarle tenga a bien considerar publicar los siguientes criterios míos sobre el comentario titulado Nuevo Imperio Económico escrito por Federico Henríquez Grateraux y publicado en la edición 24 del mes en curso del diario HOY.
El mencionado señor concentra su argumento, textualmente, en que China es gobernado por un régimen totalitario militar y se ha entretejido un nuevo imperio: “Chimérica”, lo cual no sólo no corresponde a las realidades internas y de la coherente política exterior de paz e independiente de China sino que se evoca a los lenguajes que se utilizaban en la época de la guerra fría.
La China de hoy es democrática, próspera y abierta y por eso se ha adaptado tan rápido con el proceso de integración global aumentando su poderío integral en beneficio propio y de toda la humanidad.
Todos los años miles de dominicanos, turistas, empresarios, académicos y periodistas, visitan a China. Muchos repiten viajes a mi país porque han conocido el progreso social y hospitalidad humana del pueblo chino.
El autor del mencionado comentario conoció a China en el 2006 y ahora ha emitido su criterio. Siempre son bien acogidas críticas con sentido común y no invenciones sin fundamento. Reconocemos que el sistema político de China todavía no es perfecto y hemos venido realizando constantes esfuerzos por perfeccionarlo, pero un sistema político como el de China, que ha podido lograr, como es de conocimiento público, enormes éxitos tanto en la prosperidad y el bienestar de la población como en la edificación de una sociedad democrática y armoniosa, podría ser referencia de reflexión más seria y responsable en la investigación académica y para guiar a la opinión pública.
Atentamente,
Li Dong
Representante
Oficina de Desarrollo Comercial de la República Popular China.-
Publicado en el Periódico Hoy el sábado 26 de septiembre de 2009, ver en: http://www.hoy.com.do/opiniones/2009/9/25/295142/EL-BUZONDestaca-progresos-de-China
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Los artículos de Federico Henríquez Gratereaux
Publicados en su columna A PLENO PULMON del periódico HOY
Nuevo imperio económico:
Mao Tse Tung nunca creyó que la historia humana fuera un proceso sujeto a leyes, un "desarrollo progresivo" de carácter teleológico. Para los millones de chinos que vivieron siglos antes de Mao, la historia fue una sucesión caótica de acontecimientos inconexos; es posible relacionar sucesos en vínculos inmediatos de causas y efectos. Por ejemplo: un país ataca a otro y el país atacado se defiende y, luego, ataca en represalia al primer atacante.
Esa relación existe; pero los hechos no tienen sentido predeterminado, ni conducen a "objetivos sociales", como creen los occidentales herederos de Vico, Hegel, Marx.
Los marxistas chinos de hoy saben que en el mundo existen ricos y pobres; es obvio que las personas a quienes falta la comida no ven el mundo como aquellas que la tienen de sobra. Las "clases" están "determinadas" por dos factores: la economía y la educación.
Ambos asuntos son "removibles"; no se trata de "condiciones" permanentes sino de "situaciones" transitorias. Si ganas la lotería, ya no serás pobre; si asistes regularmente a unos "cursos de capacitación", podrás adquirir educación.
Los usos sociales "debidos o correctos" se "asientan" en una sola generación: de padres a hijos.
La China continental vive actualmente en un régimen totalitario militar, dominado por un Partido Comunista con 70 millones de miembros, o sea, el 5% de la población.
Un puñado de chinos gobierna a una montaña enorme de sus compatriotas. Los herederos del régimen de Mao encontraron un sistema establecido por el ejército, en el curso de diversos enfrentamientos, internos o internacionales.
Cuando Deng Xiao Ping lanzó el celebrado lema: "¡háganse ricos!" dio impulso inesperado a la producción agrícola tradicional. A la viejísima cultura china se le había puesto un "chaleco ideológico". Los corazones de las gentes, eran chinos; las prendas exteriores, "marxistas-leninistas" y occidentales.
En este momento China es el país cuyo comercio recibe mayor cantidad de dólares norteamericanos; con esos dólares China compra bonos del Tesoro Norteamericano. Está unida estrechamente a esa moneda, aunque compre "Derechos Especiales de Giro" al Fondo Monetario Internacional.
Los paga, por supuesto, con dólares. Es por eso que el historiador británico Niall Ferguson afirma que entre las dos naciones se ha entretejido un nuevo imperio: "Chimérica".
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Entre el dólar y Mao:
"La luna no siempre es redonda, las plantas no siempre florecen y los hombres no siempre se entienden", reza un viejo proverbio chino. No debe extrañar que el señor Li Dong, representante comercial de la República Popular China, exprese discrepancia con los términos de mi artículo "Nuevo imperio económico", publicado el pasado jueves 24. Además, lo hace como parte de los deberes "que tocan" a un funcionario gubernamental. Siguiendo admirables costumbres chinas, escribe su nota al director con prudencia política, sagacidad, cortesía diplomática. Los periodistas que opinan diariamente no deben molestarse cuando surge un "disentidor".
El derecho de réplica nos asiste a todos; y debe ser ejercido, para provecho de los lectores y reforzamiento de la democracia política. En primer lugar, deseo aclarar que "Chimérica" es un vocablo "compuesto" que emplea el historiador británico Niall Ferguson en su libro "The Ascent of Money". Ferguson es profesor en Harvard University; también "Senior Research Fellow" en Oxford University.
Anoto estos datos porque el señor Li Dong reclama, al final de su carta al periódico, "reflexión más seria y responsable en la investigación académica".
El libro de Ferguson, una historia financiera del mundo, fue publicado por The Penguin Press en 2008. Es su octava obra acerca de historia y finanzas.
Como dice el representante chino, tuve el placer de visitar China en 2006; y oportunidad de navegar cinco días por el río Yang-Tse-Kiang para conocer una gigantesca obra de ingeniería: la Presa de las Tres Gargantas. Nadie duda del progreso extraordinario de China bajo el régimen político que gobierna desde 1949. China es hoy una gran potencia económica. La incorporación de los chinos al consumo se siente en todo el mundo. El balance internacional de pagos es favorable a China, tanto en RD como en USA.
En China pude conocer algunas cosas, quizás con mayor precisión que Marco Polo, gracias a guías chinos que me acompañaron; una de ellas, un antiquísimo refrán sobre el egoísmo: "el codo se dobla hacia adentro"; otra, la opinión de Xu Youyu, de la Academia China de Ciencias Sociales: "las condiciones internas que dieron lugar a la Revolución Cultural no pueden cambiarse y no pueden criticarse". Pagué gozosamente todos mis gastos de viaje.
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Capitalismo y democradura:
Por limitaciones de espacio no fue posible mencionar en la columna de ayer ciertos aspectos esenciales sobre la China del presente y la del remoto pasado. La milenaria civilización china es una porción preciosa del "patrimonio de la humanidad". Su filosofía, sus antiguas técnicas, sus inventos, conforman una asombrosa colección de bienes culturales; desde la porcelana y la pólvora, hasta la seda y el arte de "cloisonner". Sin embargo, la palabra "democracia" no existe en las diversas lenguas de los chinos.
El idioma general no contiene ningún ideograma para designar esa forma de gobierno. Ha sido necesario combinar tres "grafemas" para escribir en chino "democracia". Mediante un rodeo lingüístico, "gobierno", "discusión" y "blando" han llegado a significar "democracia": un "gobierno blando con discusión". La historia de China, tal vez por causas demográficas, económicas, climáticas, geopolíticas, ha "producido" una larga sucesión de regímenes despóticos.
No debe "chocar" al representarte de la República Popular China que se diga que el Partido Comunista Chino, de setenta millones de miembros, es una minoría de 5% frente a una población de 1,400 millones de seres humanos. En todas partes la "clase dominante" es una minoría. Así fue en la desaparecida Unión Soviética; y así es hoy en los países democráticos de Europa. La llamada "ruling class" no tiene que estar, necesariamente, compuesta de empresarios o de aristócratas.
También puede organizarse una oligarquía con funcionarios, burócratas, dirigentes de un partido único. Etimológicamente, oligarquía significa "gobierno de unos pocos".
China es un país digno de admiración por distintos motivos: tasa de desarrollo económico, cocina típica de cada región, crecimiento regulado de ciudades como Shanghai o Beijing. No hay que mencionar la conservación de la Gran Muralla, o los miles de científicos chinos que destacan en EUA, Europa, China continental, en Taiwán. Nadie en su sano juicio puede desdeñar la China, su arte, cultura, capacidad laboral.
El señor Li Dong sabe bien que hay lugares de China donde el uso de bicicletas se ha reducido dramáticamente; en otros lugares, los chinos que iban a pie van ahora en motocicletas. Todo por efecto del "nuevo capitalismo híbrido". En las grandes ciudades se venden más automóviles Mercedes Benz que en Londres o París.
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