lunes, 6 de diciembre de 2010

China y Japón

Hace apenas unos días el presidente Leonel Fernández recibió las cartas credenciales del nuevo embajador de Japón en la República Dominicana. Soichi Sato, es graduado en la Universidad de Tokio, diplomático de carrera, con una amplia experiencia. Estamos seguros realizará una excelente labor que permitirá seguir fortaleciendo las relaciones entre los dominicanos y los nipones. A propósito de este importante acontecimiento para el país, creemos oportuno hablar de un tema de importancia global. China y Japón son dos países asiáticos, del lejano oriente. Representan dos ricas culturas milenarias, una más antigua que la otra. China primero en población, Japón décimo; China segunda economía del mundo, Japón tercera; China primer productor de vehículos de motor, Japón segundo. Japón comenzó su ascenso y modernización al estilo occidental con la llamada Restauración Meiji en el 1868, lo que paradójicamente se afianzó al salir derrotado de la Segunda Guerra Mundial a partir de 1945; China, comenzó un poco más tarde y aunque ya para mediados del siglo XIX en la postrimería de la Dinastía Qing, Shanghai era una ciudad occidentalizada, su verdadero despegue económico, que significó desarrollo para el pueblo chino, se produce a partir de 1978 con Deng Xiaoping. Los dos forman parte de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), del G-20 y de Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que dicho sea de paso, se reunieron recientemente en Hanoi, Vietnam, Seúl, Corea del Sur y Yokohama, Japón, respectivamente. Dos pueblos con altos niveles de intercambios e influencias culturales, tanto así que el budismo Chan que da origen al Zen japonés, llega a Japón desde China en la época de la dinastía Tang a mediados del siglo VIII, por diversas razones se enfrentan en varias guerras que los mantiene separados y sin relaciones cordiales por muchos años. El 29 de septiembre de 1972, en Beijing, el Primer Ministro Zhou Enlai por China y el Primer Ministro Tanaka Kakuei por Japón, firmaron una declaración conjunta y proclamaron el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países. En todo ese tiempo las relaciones han sido relativamente armoniosas y muy provechosas para ambas partes, tanto en lo económico, como en lo cultural, educativo y científico. No obstante, existen algunos puntos que subyacen tras esta aparente armonía, que constituyen las bases de un conflicto latente. Uno de ellos, quizás el más importante es el reclamo de posesión, por ambas partes de sobre las Islas Diaoyu para los chinos o Senkaku para los japoneses, ubicadas en el extremo occidental de Japón y al noreste de Taiwán. El pasado 7 de septiembre a sólo 22 días para conmemorarse el 38 aniversario del establecimiento de sus relaciones diplomáticas, un barco pesquero chino chocó con dos barcos de la guardia costera japonesa, situación que recrudeció el conflicto. Hoy, luego de los encuentros entre los líderes de alto nivel, la crisis diplomática se ha superado. China y Japón son y seguirán siendo dos importantes países en el mundo de hoy y en el nuevo orden que habrá de inaugurarse. Sus relaciones armoniosas no sólo serán favorables a sus intereses, sino al interés global.

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